Nº 50: El uniforme de la amistad

por José Ignacio Martín
Un uniforme es mucho más que una indumentaria externa; más bien diría que quien lo lleva se identifica con aquello que es o que representa: desde la cajera del supermercado, pasando por el cartero, el policía, el militar, el bombero; también el uniforme del colegio, o del equipo del fútbol, o mi selección nacional y tantos otros ejemplos que podríamos citar. De esta misma manera podríamos decir que el uniforme de la amistad es más que un porte externo: comporta características interiores por ser un amigo y por lo que representa: se identifica con aquella persona en la que confío; es alguien a quien aprecio por algo más que una simple compañía cuando vamos todos juntos, pues me siento unido a él ya que comparte lo mismo que yo. Las características del uniforme de la amistad podrían ser infinitas, permíteme subrayar tres, que me parecen más llamativas: la talla, el color y el escudo (la marca).
1. La talla del uniforme de la amistad Mi uniforme debe tener una talla, es decir, un tamaño que lo mantenga unido al cuerpo. Si está muy ajustado, incomodará tanto o más como si es demasiado grande. ¿Cuál es la talla de mi amistad? Interesante reflexionar sobre el tamaño.
No necesito amistades demasiado grandes porque se caerán con facilidad; ni amigos demasiado pequeños porque estrangularán mi cuello o mi cintura. Los primeros son los amigos que salen corriendo ante las dificultades. Los segundos son los que te presionan demasiado para conseguir sus propios intereses y conveniencias. Se rompen ante cualquier movimiento de exigencia. Mide la talla de tus amigos; o, si eres amigo de alguien, habrás experimentado lo esencial que es tener que adaptarse a las necesidades de tu amigo, para no ser ni demasiado condescendiente ni demasiado exigente, sino más bien saber respetar la libertad y los sentimientos ajenos. 2. El color del uniforme de la amistad Mi uniforme tiene también unos colores específicos. Y estos colores dicen más que una simple tonalidad pictórica. Hablan de un espíritu, de un sentido trascendente y de una capacidad de atracción, pues me gustan. En la amistad sucede de forma similar. ¿Cuál es el color de la amistad? Te propongo que sea el color de la alegría. Sí, es un color extraño, pero tendrás que reconocer que un amigo de verdad, si sonríe y si tiene un verdadero espíritu con el que deseas identificarte, resultará más fácil compartir muchas vivencias e inquietudes. Un amigo lleva algo especial dentro que hace que te sientas cómodo, cercano, cálidamente acogido en los momentos difíciles o embargados por el miedo. La felicidad que buscas te inspira confianza siempre. Si sonríes a la vida, a la felicidad; si, por encima de que sea un color de moda, buscas un color que te haga feliz, estaremos ante un buen amigo. A mí me gusta mucho este color. Cuando veo a una persona alegre, me contagia, me hace vivir feliz. Puedo decir que soy feliz porque tengo muchos amigos felices, verdaderamente felices. Me encanta este color. Ojalá que tú también lo puedas disfrutar. 3. Escudo (marca) del uniforme de la amistad No basta contar con un adecuado tamaño o un determinado color, pues los tonos podrían llegar a confundirse con uniformes distintos. Por el contrario, introduciendo un tercer elemento en nuestro uniforme, lograremos personalizarlo del todo. Lo lograremos con el escudo o la marca que representa: una nación, un equipo, un colegio o una universidad, el logotipo de un producto que destaca en el mercado, etc. Y seguramente ya habrás adivinado que la marca y el escudo de la amistad llevan grabado un corazón. Es el amor. Cuando hay un amigo cerca, ves su corazón, lo amas de verdad, buscas lo mejor para él. Lo aceptas y lo quieres como es. Significa todo para tí, aunque no sepas cómo explicarlo. Cada conversación, cada saludo, cada abrazo, cada palabra o consejo que recibes o das a un buen amigo, deja una huella imborrable en tu alma. No puedes vivir sin él. No podemos renunciar a este escudo tan particular. Es triste constatar la traición de un amigo; es como si te arrancaran el corazón, -esto es, el escudo-, y entonces ya se identifica con cualquier cosa menos con la amistad. Pero al mismo tiempo, resulta confortante contemplar la fidelidad heroica de un corazón amigo, fiel siempre, siempre presente, sobre todo en las tormentas. Así pues, viendo la talla de tu corazón, el color de tu sonrisa y el escudo de tu fidelidad al amor, descubro que eres mi amigo de verdad. ¡Gracias por ser mi amigo!