Si Dios fuera mujer
por Mario Benedetti
¿Y si Dios fuera mujer? pregunta Juan sin inmutarse. Vaya,
vaya si Dios fuera mujer es posible que agnósticos y ateos no dijéramos no con
la cabeza y dijéramos sí con las entrañas. Tal vez nos acercáramos a su divina
desnudez para besar sus pies no de bronce, su pubis no de piedra, sus pechos no
de mármol, sus labios no de yeso. Si Dios fuera mujer la abrazaríamos para
arrancarla de su lontananza y no habría que jurar hasta que la muerte nos
separe ya que sería inmortal por antonomasia y en vez de transmitirnos SIDA o
pánico nos contagiaría su inmortalidad. Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos, sino que nos aguardaría en el zaguán del
infierno, con sus brazos no cerrados, su rosa no de plástico y su amor no de
ángeles. ¡Ay, Dios mío, Dios mío!, si hasta siempre y desde siempre fueras una
mujer qué lindo escándalo sería, qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.
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